Me he metido a un curso de marca personal
Me he metido en un curso de marca personal. Pero lo que me he encontrado dentro ha sido algo mucho más valioso.
Dicen que la marca personal es aquello que la gente habla de ti cuando tú no estás.
La marca personal siempre ha existido: es la impresión que dejas tras una entrevista de trabajo, una reunión con un cliente, incluso una sesión de trabajo con tu equipo.
Hoy en día, en un mundo orientado a las redes sociales, el ámbito de la marca personal se ha ampliado: ya no es solamente la gente de tu equipo, empresa o circulo cercano, es también tu futuro empleador, clientes, proveedores, compañeros, tu comunidad.
Es algo que literalmente te puede abrir o cerrar puertas.
En el sector tech normalmente no le hemos prestado mucha atención a esto. Todo lo que huela a venderse, a humo, a fkn burpees, genera rechazo.
Conozco casos de gente brillante del sector, que tiene un mensaje que si llegara a más personas, y a las personas que necesitan oírlo, tendrían un impacto muy positivo.
Sin embargo, mucha de esa gente no sabe, o lo que es peor, no quiere saber, cómo comunicar ese mensaje en esta nueva realidad.
Personalmente, no quería seguir sintiendo que tengo algo que contar y no saber cómo hacerlo.
Así que me apunté al curso de marca personal de Sergio Begueria. Es el chico que le montó la marca personal a este millonario de las polémicas del teletrabajo, y que tiene uno de los podcast hispanohablantes de mayor crecimiento.
Digo yo que algo sabrá el chaval.
Lo que me he encontrado dentro, lejos de ser fórmulas rancias para vender y polarizar tipo Llados, han sido lecciones muy profundas de psicología y filosofía de vida.
Un concepto de la venta que consiste en ayudar y acompañar a la otra persona a tomar una decisión.
Dibujar en la cabeza de la otra persona la imagen de un futuro con los beneficios de tu producto, de tu idea o de trabajar contigo.
El autoconocimiento, y el hablar desde la autenticidad y el propósito.
El desarrollo de las habilidades de comunicación.
Dar valor sin esperar nada a cambio de forma genuina.
Y sobre todo, el valor del trabajo duro y la constancia. Currarse una marca personal no es cosa de escribir un par de tweets un día y olvidarte.
Es pico y pala, dudas, vulnerabilidad, exposición a la crítica, al juicio y al hate, a miedos muy personales.
La verdad es que mi principal motivación cuando me metí fueron tener más herramientas para vender mis formaciones y servicios.
Pero en el viaje interior que requiere trabajar la marca personal, estoy encontrando un propósito mayor.
El meterme en este viaje ha sido gracias a dejar de lado mis prejuicios y miedos, mi sesgo de confirmación, y aprender de alguien con quien no necesariamente estoy de acuerdo en todo.
Permitirse dar ese paso, que es un acto de rebeldía en un contexto en el que las RRSS invitan a lo contrario, a fomentar las cámaras de eco, vale mil veces más que todo lo demás.