Los móviles nos están friendo el cerebro
Los móviles nos están friendo el cerebro, y lo peor es que no nos damos cuenta.
Los fines de semana suelo ir a desayunar con mi madre y mi pareja al bar de la plaza de mi pueblo.
Nos ponemos al día de la semana, charlamos de la vida.
Un día me di cuenta de que ambos se habían puesto a mirar el móvil mientras estaba contándoles algo que ya no recuerdo ni lo que era, pero que era importante.
Os podeis imaginar la estampa.
Yo abriendo mi corazón, y nadie escuchándome.
La verdad que me sentó como un tiro, not gonna lie.
Hasta que otro día, la cosa fue al revés.
Fui yo el que se puso a mirar el móvil, y el toque de atención me lo llevé yo.
Al principio fue como… “Illo, para una vez que lo hago yo”.
“Ya, pero es que no es la primera. Mucho hablar, pero tú también lo haces constantemente”.
Ostras.
¿Será verdad?
Es algo que haces en piloto automático. No te das cuenta.
Así que diseñé un pequeño experimento para llegar al fondo del asunto.
Moví los iconos de las aplicaciones que más usaba (Whatsapp, Youtube, Instagram, Gmail…) a otro sitio.
Así, cada vez que hacía el gesto de coger el móvil para abrir una de ellas, me daba un esguince de cerebro que me hacía tomar consciencia de “ostras Perico, ¿por qué has cogido el móvil?”.
Y era verdad.
La cantidad de veces que cogía el móvil sin pensar era alarmante.
Así que fui un poco más allá.
Cada vez que me descubría cogiendo el móvil, me preguntaba: ¿en qué estoy pensando / sintiendo para hacer esto?
Lo que descubrí me dejó loco:
- Incapacidad de mantener la atención en otra cosa
- Postergar hacer una tarea difícil o importante
- Evitar o aliviar emociones incómodas (especialmente miedo y ansiedad)
Son comportamientos característicos de una adicción.
El móvil es una droga.
Nos fríe el cerebro, nos suprime la capacidad de mantener la atención, la voluntad.
Y sin atención ni voluntad, no somos libres para pensar y hacer lo que realmente queremos.
Yo me considero una persona funcional, y aún así estaba cayendo en la trampa sin darme cuenta.
Así que mucho cuidado: mejor tomar consciencia y tomar medidas, antes de que sea demasiado tarde.